Durante años hemos ido allí regularmente, unas veces en primavera y otras en otoño, por tradición familiar. Aunque hace algunos años que no voy me gustaría dejar, en el recuento de lugares que he visitado, este lugar que, además de el viaje, me ha dado paisajes que me acompañan.
En las primeras visitas de niña (hace muchos años allá en el paleolítico) recuerdo haber parado al lado de la carretera, algunas veces se veían a los cerdos en los campos cercanos bajo las encinas. Luego ya no se podía parar así por lo que solo parábamos en las áreas de descanso de la carretera.
Otro lugar donde solíamos parar era, casi ya en Serradilla, un merendero a los pies de los restos de un castillo, el castillo de Mirabel, donde, además de descansar y comer, miraba esas ruinas y me imaginaba historias.
Ya en el pueblo paseábamos por las calles y visitábamos al Cristo de la Victoria y, generalmente, comprábamos un recuerdo en la tienda antes de regresar a casa.
Muy cerca pasa el río Tajo, que se puede ver desde un puente y también el Parque de Monfragüe.
Una de las veces me encontré un cartel muy curioso en la fachada de una de las casas, no pude evitar hacer una fotografía. Se que hice mucha más pero, ahora mismo, no recuerdo donde las he metido, según aparezcan más ya iré añadiendo cosas a esta entrada.
Dejo abajo algunos enlaces para recordar el lugar y conocer mejor el sitio.
Un saludo
Lindonár
